Diario Vasco

Los galardonados a la Medalla al Mérito, juntos por primera vez

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Los homenajeados se fotografiaron juntos antes de que comenzara el programa de Mitxel Ezquiaga. / MICHELENA

  • El programa de Teledonosti Keridos Monstruos reunió ayer a los homenajeados, quienes compartieron sus emociones tras conocer el premio

  • Recibirán el galardón el día 20 a las 12.30 horas en el Ayuntamiento

Abrumados. Era la sensación generalizada de aquellos que recibirán el próximo 20 de enero a las 12.30 horas en el Ayuntamiento la Medalla al Mérito Ciudadano. El consistorio ha decidido cambiar el día de entrega de estos galardones después de que el tambor de oro quedara desierto. Así las cosas, será el día 20 y no el 19, como es habitual, cuando se entreguen las medallas. En las últimas 48 horas, sus respectivos teléfonos han sonado más de lo habitual, han recibido infinidad de mensajes de felicitación y se han convertido en el foco mediático al que «cuesta acostumbrarse», decían algunos.

El programa de Teledonosti Keridos Monstruos, presentado por Mitxel Ezquiaga, consiguió cuadrar las agendas de los galardonados y reunirlos por primera vez, poco más de veinticuatro horas después de que se conociera el listado definitivo.

Entre el set de maquillaje y la sala de espera previa a entrar en el plató, la algarabía iba creciendo mientras los invitados ponían en común sus sensaciones y charlaban de otros asuntos no menos curiosos, como cuando Alberto Cifuentes, presidente del Club Gimnástica de Ulia recordó al párroco de Altza y Larratxo, Javier Hernáez, que había oficiado el bautismo de su nieta y, casualidades de la vida, un tiempo después, compartirán escenario para recibir la Medalla al Mérito.

Cifuentes, ya durante el programa, volvió a manifestar que la noticia fue «un subidón» y resaltó que, pese a que el club sea conocido el Cross de Reyes, que es el más antiguo de España, la labor de voluntariado que hay tras las iniciativas deportivas que llevan a cabo son la base de cualquier evento.

Igualmente entusiasmadas se mostraron las exalumnas de la ikastola Jakintza, a las que Ezquiaga apodó como 'las niñas del taxi'. Con tan solo diez años, y allá por el año 83, se montaron en un taxi y le pidieron al conductor que les llevara al Centro de Atracción y Turismo (CAT). «Una vez allí todas gritamos que era una injusticia que las chicas no pudiéramos salir vestidas de tamborrero y solicitamos hablar con el director para que nos lo permitiera». Y lo consiguieron. Sin soltarse del brazo, Leire Ozcariz y Ana Zirikiain, sonrientes por el reencuentro ya que no se veían desde hace «quince o veinte años», desvelaron que la segunda ha invitado a las nueve a cenar a su casa el día de San Sebastián.

Lo que falta por hacer

El tono guasón, pero sin perder el aire crítico y reivindicativo, lo puso el párroco de Altza y Larratxo. Hernáez es parte activa, desde el año 1979 de aquellas actividades que organizan las asociaciones del barrio, y un punto de luz y esperanza para muchas familias que atraviesan dificultades. Desveló que, siendo menor de edad se fue a vivir a un campamento gitano, y tras una crisis existencial decidió entrar en el seminario con 20 años. De forma modesta, confesaba que su reconocimiento representa un homenaje «a todas las personas que hacen una labor importantísima aunque no sea reconocida a nivel público».

Fernando Michelena, presidente de Kemen, recibirá la Medalla con un agradecimiento inmenso por ese galardón a la labor que llevan 23 años desarrollando para lograr la integración de las personas con discapacidad mediante el deporte adaptado. «Hace años si decías que querías esquiar o participar en una carrera la gente te decía 'suficiente tienes ya con lo que tienes' y hoy está mucho más normalizado». No obstante, sostuvo que será cuando desaparezca la asociación «cuando se llegué a la total normalización e integración».

El tono más amargo, llegó de la mano de Conchi Guereño, miembro de Aspanogi que lleva casi veinte años mejorando la atención de los niños con cáncer y sus familias. «Se ha avanzado mucho, pero sigue habiendo cuestiones pendientes que son muy necesarias, como la incorporación de un psicólogo a la unidad de oncología pediátrica», reivindicaba con voz rasgada. Cinco reconocimientos que, con sus objetivos logrados y los retos que quedan por alcanzar, no dejan de ser el reflejo de la sociedad donostiarra.

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