Hace 25 años una maestra, María Jesús Bragado, iniciaba su trabajo con asociaciones de mujeres en dos barrios, Altza e Intxaurrondo, en los que droga, violencia de género y conflictos que afectaban sobre todo a las mujeres eran más que habituales. Este año, cuatro asociaciones presentaron su candidatura para ser Medalla al Mérito Ciudadano «por su ayuda, sus muchas horas de dedicación y por hacernos sentir ciudadanas de pleno derecho». Para ella, el placer de enseñar y luchar ha sido un privilegio.
Desde otro ámbito, desde el mundo de la música, el director de orquesta Juan José Ocón, era propuesto por un grupo de entusiastas que llegaron a recabar más de 500 firmas, entre ellas las de las instituciones de más raigambre como la Quincena Musical o el Orfeón, pero también las de familiares de sus alumnos o de sus compañeros de profesión. Porque Ocón dirige a la OSE y a la chavalería del Conservatorio. O se pone al mando en el Concierto de Navidad de DV que va a celebrarse mañana.
La Fundación Goyeneche también ha contado con distintas adhesiones y su amplia trayectoria en el fomento y desarrollo de servicios para pesonas con discapacidad intelectual no ha pasado desapercibida. La oportunidad de llamar la atención sobre la falta de derechos tampoco la ha dejado escapar el director de la Fundación, José Ángel Mendiluce, que a la satisfacción de la Medalla unirá una reinvidicación sobre todo lo que queda por hacer.
Las tres propuestas se encontraban en el listado de iniciativas ciudadanas, pero a última hora se prestaba atención a otras dos más planteadas en el último momento. Como el reconocimiento a la labor de las voluntarias de Txoko txiki, un lugar muy especial situado en Intxaurrondo en el que presta apoyo a mujeres inmigrantes con bebés. Organizan actividades, cuidan a los pequeños mientras sus madres no pueden atenderles, pero también las apoyan desde un punto de vista social y psicológico. Ana Gortari es su cabeza visible como voluntaria más veterana y superar el aislamiento de muchas de estas mujeres y crear lazos es alguna de las ideas que más se destacan.
La alegría
Buscar a esa cabeza visible es más complicado para los miembros de Kantu Jira, ese grupo de personas que se reúne el tercer sábado de cada mes para salir cantando en euskera por la Parte Vieja y que admiten espontáneos en esos recorridos que realizan. Joserra Beloki sí que es uno de los más entusiastas de una idea que surgió hace unos diez años y que puede reunir hasta a más de 300 personas.
Las cinco Medallas al Mérito Ciudadano están ya elegidas y además por unanimidad. Pese a la gran cantidad de nombres que se barajaban, la reunión fue más corta de lo previsto. A partir de las 11.00 de la mañana, el alcalde Juan Karlos Izagirre cogía el teléfono para llamar a esos ciudadanos a los que se les va a reconocer su labor a favor de distintas actividades de la ciudad.
La alegría desbordaba a los galardonados, porque, en palabras de Joserra Beloki de Kantu Jira, «siempre es agradable que reconozcan tu labor». Ayer por la tarde todavía no se habían reunido los promotores de la iniciativa, que no descartaban que hubiera música en el acto de entrega. Juan José Ocón aseguraba que necesitaba pisar tierra y se deshacía en reconocimientos con una alegría desbordante.
Al director de la Fundación Goyeneche la llamada del alcalde le cogía en una reunión sobre la discapacidad, pero también mostraba su agradecimiento por el reconocimiento a la labor de la gente que trabaja en la Fundación.
La gente de Txoko Txiki se avisaba por el móvil y coincidían en su alegría con algunas madres que iban a recoger a sus bebés, acogidos en este local del paseo de Zarategi mientras ellas acudían a aprender castellano o al médico. María Jesus Bragado apenas podía creerse que el Ayuntamiento se hubiera acordado de ella y de su labor. «Imagina lo que es poder elegir un temario para enseñar y ver que las mujeres quieren volver todos los días para aprender lo que les enseñan. Y ahora te dicen que te mereces una Medalla».
Juan José Ocón, Músico | La dedicación a la tradición, a la música, a la enseñanza y a la solidaridad tienen premio en Donostia
El director de orquesta y profesor de música Juan José Ocón acababa de recibir la noticia. Sabía de los apoyos de las instituciones musicales de la ciudad, de las familias de sus alumnos, de sus compañeros, de los chavales. «Es increíble que la música te pueda dar esto, demostrar que se puede ser profeta en tu tierra. Necesito pisar tierra y comerme un pintxo de tortilla, saborear San Sebastián». Los recuerdos se agolpaban en este amante de la música y de su difusión. «Me acuerdo de Donosti cuando estoy fuera, pero siempre he participado en todas las fiestas. Era un chavalín cuando tocaba la trompeta en la entrega del Tambor de Oro, con la Artesana».
Ana Gortari, Txoko Txiki | Voluntaria de un grupo de apoyo a mujeres y niños
Quince voluntarios y dos técnicas forman parte de Txoko Txiki, un grupo que se dedica a ayudar a mujeres y a niños, a cuidar a los pequeños y a formar a las madres. Su voluntaria más veterana, Ana Gortari, (en el centro)será la que recoja la Medalla. Todas ellas se mostraban ayer emocionadas por el galardón tras diez años.
José Ángel Mendiluce, Fundación Goyeneche | Poner la discapacidad intelectual sobre la mesa
Es el director de la Fundación Goyeneche y ayer mismo estaba reunido con usuarios vinculados a la discapacidad intelectual cuando le llamó el alcalde Juan Karlos Izagirre. «La primera sensación es de satisfacción y agradecimiento, pero esta es una oportunidad para poner la discapacidad intelectual sobre la mesa».
Joserra Beloki, Kantu Jira | La recuperación del gusto por el canto y la tradición
Cada tercer sábado de cada mes, a las 12 del mediodía en Fermín Calbetón, grupos de miembros de distintos coros de los barrios se agrupan para cantar por la Parte Vieja y recuperar así la afición por el canto. Joserra Beloki, uno de sus impulsores mostraba ayer su alegría. «Nos gusta que la gente nos acompañe».
María Jesús Bragado, Maestra | Enseñar a mujeres y luchar por la igualdad de género
Sus alumnas, mujeres de asociaciones de Altza e Intxaurrondo son quienes le han propuesto y, para María Jesús Bragado, a punto de jubilarse, cree que son ellas quienes merecen el honor. «No sabes lo que han trabajado en los últimos 25 años en estos barrios ni todo lo que hemos podido aprender».