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La Tamborrada de San Sebastián da otro paso hacia la igualdad con la incorporación de cocineras a la ArriadaLa Tamborrada derribará este año un nuevo muro en el largo camino hacia la igualdad plena. La Unión Artesana incorporará cocineras a la ... ceremonia de la Arriada, un hito que quedará señalado en el calendario de efemérides de la fiesta.
Tres mujeres se enfundarán la chaquetilla, el pantalón y el gorro blancos para tocar el barril al ritmo de las melodías de Raimundo Sarriegui en el tablado de la plaza de la Constitución. Será la primera vez que ocurre, ya que hasta ahora solo lo habían hecho vestidas de aguadoras y con la herrada colgada de la cintura.
Este avance social es posible gracias a los estatutos de la Unión Artesana, que permiten que hombres y mujeres puedan ponerse cualquier uniforme de la compañía sin distinción. La única condición es que haya plazas disponibles.
«Siempre hemos buscado normalizar al 100% la tamborrada y damos este paso con la máxima naturalidad», explica el Tambor Mayor, Aitor Oyarzabal. El cambio estatutario en la sociedad decana del País Vasco se realizó en principio con el objetivo de admitir la inscripción de socias, pero sus implicaciones van mucho más allá.
El compromiso con la igualdad de la entidad con sede en la calle Euskal Herria viene de antes. Cada año, una veintena de socios, elegidos por turno, tienen la facultad de invitar a una persona a participar en la tamborrada. «Toda la vida se ha invitado a mujeres, por aquello de la discriminación positiva ya que en la sociedad éramos solo hombres, pero hoy en día vienen tanto mujeres como hombres», cuenta Oyarzabal.
El sucesor de Josean Ibiriku considera que esta evolución es «algo lógico», aunque puntualiza que «teníamos que darle forma por escrito porque había muchas opiniones encontradas». «Decidimos que tanto hombres como mujeres puedan desempeñar todos los papeles, pero ajustándose al uniforme correspondiente. Si una mujer quiere salir de cocinera, lo hará con el traje de cocinera. Si quiere salir de aguadora, lo hará con el traje de aguadora. Y si quiere salir de tambor, lo hará con el traje de tambor. Lo mismo que los hombres».
Oyarzabal es consciente de que «hay gente que no lo entiende, piensa de forma diferente y cree que si una mujer sale de tambor, debería hacerlo que un traje de mujer. Finalmente optamos por mantener los uniformes y que sean adoptados indistintamente por la persona que los va a usar, sea hombre o mujer».
En la compañía hay 18 socias y en total el día 20 desfilarán entre 35 y 40 mujeres. «La mujer lleva años siendo socia de la Unión Artesana y tenemos lista de espera, tanto hombres como mujeres. De hecho, en los estatutos de la Unión Artesana no se habla de hombres o mujeres, sino de personas que quieran optar a ser socias. Sabemos el punto al que queremos llegar y vamos por el buen camino», concluye.
Fundada en 1870, la Unión Artesana se define como una sociedad gastronómica «popular, de las de antes, la primera, pero abierta al mundo, en constante renovación, de espíritu joven, activa, democrática, abierta, igualitaria y con una especial dedicación y proyección hacia las actividades sociales y culturales del pueblo donostiarra». Valores que encajan en este nuevo empujón a la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades entre ambos sexos.
En la Arriada de 2018, Jone Goitia y Naike Senderos, que meses después se convertirían en las dos primeras socias de la Unión Artesana, subieron al tablado para dirigir la 'Marcha de San Sebastián'. En 2006, la compañía dio la bienvenida a las catorce primeras aguadoras, un momento para la historia que, como el del próximo día 20, será recordado en las hemerotecas.
La incorporación de la mujer a la Tamborrada ha sido un proceso largo y complejo que se ha producido pasito a pasito. En 1980 fue Kresala la que introdujo las primeras aguadoras en su compañía tocando la herrada, un barril troncocónico que antaño se utilizaba para recoger agua de la fuente y que se diferencia del clásico barril de cocinero masculino. Aquel primer paso tuvo su continuación solo dos años después, en 1982. Eskaut Gia fue la primera tamborrada que nació mixta -hoy tiene 78 mujeres y 62 hombres- y también la primera en contar con una Tambor Mayor. Desde 1998, las tamborradas mixtas empezaron a recibir el doble de subvención municipal que las masculinas. Donostia Festak introdujo en la Izada de 1999 a representantes de las tamborradas de los barrios en los que por primera vez aparecían mujeres, un hito del que este año se cumple un cuarto de siglo. En el año 2000, El Cangrejo fue la primera tamborrada masculina que se convirtió en mixta tras el comienzo de la promoción de la participación de la mujer en las fiestas en condiciones de igualdad. La Ley de Igualdad 04/2005, que establece que «los poderes públicos vascos no podrán conceder ningún tipo de ayuda o subvención a ninguna actividad que sea discriminatoria por razón de sexo», llevó al Ayuntamiento a dar una vuelta de tuerca a las tamborradas para que introdujeran en pie de igualdad a las mujeres. En 2009, las compañías masculinas dejaron de cobrar subvención municipal.
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